Dom
5
Ago
2012

Homilía XVIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2011 - 2012 - (Ciclo B)

Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura

Introducción

¿Qué sentido tiene esta invitación de Jesús en estos tiempos que corren en los que las necesidades materiales básicas de tantas personas aumentan en lugar de disminuir? ¿Acaso significa que no debemos darle importancia a algo tan necesario como “nuestro pan de cada día”?

Nada de eso. Ese tipo de interpretaciones espiritualistas del mensaje de Jesús son una deformación del mismo. Nos conducen a una clase de estoicismo muy cómodo para el que ya tiene asegurado el alimento. Frente a esto, no debemos olvidar lo que escuchábamos el domingo pasado, cuando Jesús se compadece de una muchedumbre hambrienta y le procura alimento en abundancia. En este contexto de la multiplicación de los panes y los peces, y en el del evangelio de Juan en su conjunto, debemos entender sus palabras hoy.

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús en la eucaristía como el nuevo maná: alimento para dar fuerza a nuestro cuerpo y sentido a nuestro caminar.