Sáb
13
Abr
2024

Evangelio del día

Segunda Semana de Pascua

Soy yo, no temáis

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 1-7

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de
lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas.

Los Doce convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron:
«No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto,
hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra».

La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía, Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.

La palabra de Dios iba creciendo, y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.

Salmo de hoy

Salmo 32, 1-2. 4-5. 18-19 R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 16-21

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando.

Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron.

Pero él les dijo:
«Soy yo, no temáis».

Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

“La Palabra de Dios iba cundiendo”

También en la primitiva iglesia había diversas cosas que hacer, pero no todas tenían la misma importancia. Lo principal era predicar, escuchar la Palabra de Dios y cumplir la Palabra predicada, y también estaban las tareas digamos administrativas como era “el suministro diario de la atención a las viudas”.

Se reunió “el grupo de los discípulos” y encontraron una solución, una solución cristiana, atendiendo tanto a la predicación de la Palabra como a sus consecuencias prácticas de atención a las viudas para lo que eligieron a siete hombres “de buena fama, llenos de espíritu de sabiduría”.

También en nuestra iglesia del siglo XXI hay diversas tareas que hacer, y también en ella nunca hemos de descuidar, por atender a otros menesteres, la misión principal de anunciar a Jesús y su evangelio, y que todos los que nos rodean vean que es Cristo, el que es la Palabra, el que mueve nuestra existencia… y se animen a  aceptar nuestra fe. 

“Soy yo, no temáis”

Jesús después de la multiplicación de los panes y los peces, mientras él despedía a los allí  presentes, pidió a sus discípulos que fueran en barca a la otra orilla. En medio del trayecto, las aguas se encresparon lo que provocó un cierto miedo en los discípulos.

En  medio de esta situación, Jesús se acercó a ellos andando por las agua del lago. Los discípulos no le reconocen y piensa que es un fantasma, lo que aumenta su temor. Jesús  tuvo que serenarles: “Soy yo, no temáis”. Y la paz volvió a sus corazones. Jesús no les había abandonado. Seguía con ellos.

Una entrañable reacción a de Jesús para sus seguidores de todos los tiempos. Jesús nos ha prometido que va a estar con nosotros siempre y que nada ni nadie nos podrá separar de su amor y de su presencia. En momentos de zozobra y de oscuridad, él saldrá a nuestro encuentro para decirnos: “Soy yo, no temáis”, sigo con vosotros.