Dom
13
Mar
2011

Homilía I Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2010 - 2011 - (Ciclo A)

No sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios

Introducción

En la celebración del miércoles de ceniza iniciábamos un tiempo de oración, limosna, ayuno y abstinencia. Recursos que nos ayudan a vivir con mayor profundidad este tiempo cuaresmal y a preparar nuestro interior para escuchar con mayor atención e intensidad la Palabra de Dios. En ella podemos descubrir también las principales voces de los hombres cuando reclaman más justicia y cuando demandan una palabra que se convierta en el eco de sus clamores y zozobras.

Iniciamos el primer domingo de cuaresma con la proclamación del Evangelio de Mateo, centrado todo él en las tentaciones de Jesús en el desierto. Jesús es tentado después de cuarenta días y cuarenta noches de ayuno. La tentación se hace mayor en una situación de debilidad. Preceden a este Evangelio los textos tomados del libro del Génesis y de la carta a los Romanos.

En la primera lectura, del libro del Génesis, el autor nos confronta con nuestra propia realidad: somos vulnerables. Palpamos en la propia experiencia y constatamos en las experiencias ajenas la realidad del mal, del pecado y de la muerte. El autor del Génesis nos ofrece una reflexión sobre los límites del ser humano. ¿Dónde están nuestros límites? ¿Qué ocurre y nos ocurre cuando los traspasamos? Podemos constatar con bastante frecuencia en la vida de los seres humanos y en sus relaciones la tentación de querer ser más que dioses, el deseo de querer constituirnos en dioses para los otros, en dueños de su suerte y destino, poseedores incluso de su vida y condición.

San Pablo, en la Carta a los Romanos, nos desmonta ese anhelo dominador cuando contrapone obediencia a desobediencia; pecado a gracia; culpa a don; y, condena a indulto. La experiencia paulina nos sitúa de una manera nueva frente a la fatalidad del mal. Habiendo experimentado la fe en Jesucristo encuentra en El toda acción de justicia y toda palabra comprometida con la suerte de los demás.