Dom
12
Oct
2014

Homilía XXVIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2013 - 2014 - (Ciclo A)

Muchos son los llamados y pocos los escogidos

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

Lo primero que hay que tener en cuenta es a los destinatarios de esta parábola: los sacerdotes y senadores. No está dirigida, ni al pueblo llano ni a los discípulos. Es importante este detalle para enfocar bien la explicación y aplicación a la vida real en las comunidades cristianas, teniendo, al mismo tiempo presente, lo que se nos dice en la “Alegría del Evangelio”: Esta salvación, que realiza Dios y anuncia gozosamente la Iglesia, es para todos, y Dios ha gestado un camino para unirse a cada uno de los seres humanos de todos los tiempos. Ha elegido convocarlos como pueblo y no como seres aislados.

  • Un proyecto de salvación definitiva.

A través de la profecía de Isaías se ofrece a Israel la posibilidad de abrirse a este generoso proyecto de salvación, que se concreta en la festiva experiencia de salvación para todos los pueblos. Una profecía cargada de esperanza que genera alegría desbordante. Dios ha gestado la salvación para todos. Así lo afirma el profeta, en este texto precioso que ha sido proclamado. Una salvación que llega a lo hondo de todo ser humano y transforma todas las estructuras.

Usa tres verbos: Preparará, arrancará, enjugará. Se trata de la ejecución del Plan diseñado desde antiguo. A través de la imagen del banquete, como expresión contundente de la Fiesta: suculencia, solera, “manjares enjundiosos y vinos de solera”. Se ofrece lo mejor. Y para que nada quite protagonismo a la fiesta, toda sombra de muerte, angustia, dolor y frustración es arrancada. No caben en esta fiesta. Es más esta fiesta acaba con todo eso. Y para la desolación que sumerge al ser humano en la desesperanza, llega el consuelo. Todo ser humano será consolado y tendrá la oportunidad de experimentar la cercanía de un Dios que está a favor del hombre. Siempre a su favor. Siempre confortando. Por eso dirá: “celebremos y gocemos”. Una llamada a gozar todos, universal, sin exclusión alguna. “La mano del Señor se posará sobre este monte”.

  • Pablo nos ofrece su experiencia de la salvación vivida en medio de la abundancia o la precariedad.

Hay una presencia alentadora, salvífica. El dirá: “mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades”. Dios siempre sale al frente para todo y lo hace entregándonos toda su riqueza en Jesús. Nuestra riqueza es Cristo, si lo tenemos a Él, todo lo podemos transformar con ÉL. La Comunidad cristiana no tiene nada más importante que compartir.

  • Mateo, en sintonía con el texto de Isaías nos sitúa en el contexto de un “banquete festivo”.

Dirigida la parábola a los sacerdotes y senadores, denuncia el olvido, nula valoración y perversa actuación de quienes, ni entran ni permiten entrar. Los dirigentes, son los retratados en la primera parte. Luego, como la voluntad de salvación es definitiva, se invitará a todos los excluidos, los olvidados, los que han sido abandonados. El banquete es para todos y tienen cabida en él todos, sin excepción alguna. Esa es la voluntad de Dios manifestada en Jesús. Todos convocados y todos regalados con traje de fiesta. El simbolismo del traje remite a asumir el proyecto de vida de Jesús y como Jesús es la Fiesta, solamente identificándonos libremente con Él, se vivirá el gozo del banquete preparado para todos. Cuenta la decisión de cada uno, llamado a valorar la invitación y lo que se nos ofrece. Nada es impuesto y todo es ofrecido. Se puede aceptar o no. Eso ya corre por cuenta de cada uno.