Mar
24
Dic
2013

Homilía Natividad del Señor

Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado

Introducción

La liturgia de hoy nos presenta cuatro modelos de eucaristía para celebrar la Navidad. Una es una misa vespertina, que propiamente no celebra el acontecimiento sino la preparación inmediata. Otra es la de medianoche, la llamada del Gallo, que en no pocos lugares se anticipa por diversas razones en algunas horas. La tercera es la llamada de Aurora, de las primeras horas de la mañana, como indica su nombre. Finalmente la misa llamada “del día”. Ofrecemos nuestro comentario sobre la misa de Gallo.

La palabra del Señor en esta misa es el relato del nacimiento según el evangelista Lucas. Un relato en el que el nacimiento está rodeado de diversos personajes, diversos episodios, en un ámbito singular que se expresa en los “nacimientos”. El misterio, todo misterio, lo vivimos y celebramos más auténticamente si nos introducimos en las circunstancias concretas en que se produce. La Iglesia quiere que lleguemos al misterio a través de la sencillez de lo cotidiano., Ese es el sentido de esta eucaristía de medianoche con la que se inicia la Navidad.

Esta eucaristía se celebra después de la cena familiar. Esa cena pertenece también a la liturgia de lo que celebramos. La Navidad se celebra en el hogar y en la iglesia, en la familia de carne y sangre y en la familia de la fe cristiana. Por eso, en esta eucaristía emerge un claro sentido familiar: aquí en la iglesia, como en nuestro hogar, nos sentimos hoy especialmente familia, especialmente unidos los cristianos.