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La Orden de Predicadores en la Feria Vocacional de Jaén

2 de marzo de 2016

Entrevista a D. Juan Jesús Pérez Marcos OP con motivo de la celebración de la II Feria Vocacional de Jaén, por la que pasaron 2700 niños de los 3500 visitantes.

La Orden de Predicadores en la Feria Vocacional de

Breve presentación de la Orden de Predicadores (Dominicos).

A finales del s. XII e inicios del s. XIII la Iglesia estaba viviendo una época convulsa: las herejías cátaras y albigenses, la ignorancia del pueblo y del clero, la relajación de la vida religiosa, la opulencia de la jerarquía, las cruzadas… el «oscurantismo» de la Edad Media. Época de gran confusión en la que el anuncio de la Palabra de Dios no tenía ningún valor y, a la vez, se daba la circunstancia de una gran sed de Dios. Ante tales acontecimientos, el mismo Papa Inocencio III tuvo un sueño en el que veía cómo la Basílica Laterana estaba a punto de derrumbarse si no hubiera sido por la pronta ayuda de Domingo de Guzmán y Francisco de Asís. El Papa comprendió rápidamente que las vocaciones que recibían estos dos grandes hombres para la Iglesia serían como columnas que salvarían la Iglesia de su destrucción. Así, el 22 de diciembre de 1216 el Papa Honorio III -continuando la obra de su antecesor y por el mismo- concedió la Bula «Religiosam vitam» a fray Domingo de Guzmán, por medio de la cual se fundaba la Orden de Predicadores para la predicación del Evangelio y la salvación de las personas. Domingo, para tal misión, se inspiró, por la gracia del Espíritu Santo, en el estilo de vida de los Apóstoles y lo apoyó en la oración, el estudio y la comunidad para la predicación desde la compasión.

La Orden de los Dominicos, como también es conocida, o la Orden de la Verdad, por dedicarse a través del estudio a la búsqueda de la Verdad revelada en la Palabra de Dios y en el mundo, siempre ha tratado de decirle al mundo que es amado por Dios y que Él espera también su amor. De ahí que desde sus orígenes la Orden ha tratado de defender la vida, la dignidad de la persona, la familia, los Derechos Humanos, el cuidado por la creación… anunciando el Evangelio. Hoy, 800 años después de su fundación -en pleno año de celebración de Jubileo de la Orden-, cerca de 6.000 frailes, 2.700 hermanas contemplativas, 23.000 hermanas de vida activa, 165.000 laicos y 275 sacerdotes diocesanos (pertenecientes a las fraternidades sacerdotales de la Orden) siguen proclamando la Buena Noticia de Jesucristo desde sus Casas de la Sta. Predicación: monasterios, conventos y casas; episcopados y parroquias; universidades, institutos y colegios; misiones en todos los continentes; la defensa y promoción de la Justicia y la Paz en Naciones Unidas, ONG’s, asociaciones y movimientos eclesiásticos y civiles; casas de acogida, albergues, centros de formación para los «descartados» por la sociedad; implicación con la juventud… Hoy siguen siendo enviados a predicar el Evangelio de la Misericordia.

¿Qué es, o qué debería ser la misericordia para un cristiano?

No nos atrevemos a decir qué debería ser la misericordia para un cristiano, pero sí podemos decir que la misericordia, entendida desde el prisma de los Dominicos, es amar al hermano desde lo más profundo del corazón. Es sentir con-pasión lo mismo que siente el hermano para, desde ahí, poderlo acompañar y ayudar. Jesús sintió compasión de sus iguales en muchas ocasiones y Ntro. P. Sto. Domingo hizo lo propio: sintió compasión cuando estudiaba en la universidad y una hambruna golpeó Palencia, por lo que vendió sus libros para ayudar a sus hermanos porque no podía estudiar en pieles muertas mientras ellos pasaban hambre; sintió compasión de los que habían sido hecho presos y quiso venderse como esclavo a cambio de ellos; sintió compasión del joven Napoleón Orsini y clamó en oración a Dios para que le devolviera la vida… Domingo hablaba con Dios de los demás y a los demás hablaba de Dios; experimentaba y comunicaba compasión, misericordia.
La misericordia es la oportunidad de hacernos samaritanos y acudir al hermano necesitado con la valentía para denunciar las causas que lo tienen así y anunciar que Dios es amor y que se manifiesta a través de nuestras limitadas obras.

¿Qué se espera de este año de Jubileo en la Orden de Predicadores (Dominicos)?

Como decíamos más arriba, en la Orden de Predicadores estamos celebrando nuestro propio Jubileo por el VIII Centenario de la fundación. Esto significa que los hijos e hijas de Domingo de Guzmán estamos doblemente agradecidos por este año de bendiciones.
La celebración de un Jubileo es una actitud. Es decir, podríamos ir de viaje a cualesquiera de los lugares designados para ganarlo e, incluso, cumplir las condiciones eclesiásticas pero, ¿cuál es nuestra actitud frente a Dios? «Perdónanos nuestras ofensas como nosotros personamos a los que nos ofenden.» Ahí, creemos, está la clave para ganar el Jubileo y dejarse transformar y enriquecer. Es un momento de gracia porque es momento de perdón, de reconciliación, de compasión, de misericordia. No es momento de recordar las glorias o buscar grandes acontecimientos o aglomeraciones. Por eso, la Orden de Predicadores espera que la celebración conjunta de los Jubileos de la Misericordia y de la propia Familia Dominicana sea para volver a ser Enviados a Predicar el Evangelio de la Misericordia.

¿Qué nos sugiere hacer a los adolescentes y jóvenes para vivir intensamente este Jubileo?

Pasión. Cuando se vive con pasión, se comunica la alegría del Evangelio. La pasión aumenta la fe en Dios que es amor; mantiene la esperanza en la realización del Reino de Dios; y, aviva la caridad a uno mismo, a los demás y a Dios.
Los primeros cristianos, aun perseguidos, vivían su ser discípulos de Jesús con pasión. Los santos vivían pasionalmente su relación con Dios, hasta el punto místico de intercambiarse los corazones como la santa dominica Catalina de Siena. Los misioneros si no vivieran con pasión su «id por todo el mundo», no podrían vivir su envío. Y, nos preguntáis por vosotros, adolescentes y jóvenes: VIVID CON AQUELLO QUE DIOS OS HA ENTREGADO EN ABUNDANCIA POR VUESTRA EDAD, VIVID CON PASIÓN que un cristiano apasionado comunica vida y alegría.

En nuestra Diócesis, ¿qué ámbitos o colectivos cree usted que están más necesitados de nuestra misericordia?

Cuando se habla de «necesitados de misericordia» automáticamente vienen a la mente hambrientos, sedientos, desnudos, transeúntes, enfermos, presos… y, en muchas ocasiones, se nos pasan por alto los necesitados de misericordia espiritual: aconsejar, enseñar, orar, consolar… Demos un paso más. Si le preguntamos a alguien, con quién se puede hacer una obra de caridad (misericordia), de las muchas respuestas que nos daría, un alto porcentaje -si no todo-, diría que la obra estaría dirigida a adultos y ancianos. Y, ¿qué pasa con la juventud? Hoy la juventud, la adolescencia o la infancia son «necesitados de misericordia» y los jóvenes tienen que ser predicadores de jóvenes. Por eso, uniendo esto con la pasión, sed jóvenes apasionados que anuncian la misericordia de Dios entre jóvenes de vuestra edad: universidades, institutos, colegios, centros de acogida infantil y juvenil, amigos, conocidos… No fijéis vuestros ojos en un lugar, abrid vuestro corazón al que grita «¡ámame!».

¿Qué ha significado para ustedes su participación en la Feria Vocacional en concreto y en el Encuentro de la Misericordia en general?

Desde el stand en la Feria Vocacional se nos ha brindado, por un lado, la oportunidad de predicar el Evangelio, el amor de Dios, y también recibirlo, por otro, de parte de los cientos de niños, adolescentes, jóvenes y mayores que han visitado la Feria. Simplemente el estar allí presentes como Familia Dominicana es ya un testimonio de unidad en la diversidad. De hecho, uno de los hechos significativos en la Feria Vocacional ha sido que hubiera Dominicos y Dominicas de Jaén, Torredonjimeno, Alcalá la Real, Villanueva del Arzobispo, Córdoba, Madrid y Burgos; que estuvieran los Dominicos de Zaytá, jóvenes de Carchelejo; nuestros misioneros y misioneras a través de Selvas Amazónicas, como "Portadores de Misericordia"; y nuestra ONG Verapaz, como apuesta por la Paz, la Justicia, los Derechos Humanos y el Desarrollo. El mismo carisma de Sto. Domingo de Guzmán -representado por laicos, monjas, hermanas y frailes- encarnado en el tiempo y el espacio adaptándose a las necesidades del Reino de Dios.

Respecto al Encuentro Diocesano de la Misericordia en general creemos que ha sido una apuesta por la que no sólo mereció la pena, sino que ha merecido la alegría. Que 8000 metros cuadrados de complejo ferial, salones de conferencias, una capilla del Santísimo que nadie diría que era temporal... estén abiertos a la vida, la fe, el encuentro, el compromiso... es un milagro hecho realidad.

Pero ni el Encuentro ni la Feria ni nada de lo vivido allí terminó el día 14 de febrero por la tarde. En ese momento comenzó todo: Enviados a Predicar el Evangelio de la Misericordia.

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