Hacia el futuro

La historia de la espiritualidad cristiana, desde sus orígenes hasta hoy, nos muestra lo aprendido y nos ayuda a reflexionar sobre los desafíos actuales.


Hemos visto el largo recorrido desde los orígenes hasta la actualidad contemplando cómo ha evolucionado la espiritualidad cristiana en el transcurrir de la historia.

Ha habido muchas crisis, porque la Iglesia es humana y está inserta en la historia. Pero ha superado esas crisis porque el Espíritu Santo ha inspirado la sabiduría para discernir los auténticos problemas y ha aportado la valentía de afrontarlos. También ahora hay grandes retos: y la Iglesia los superará.

La Iglesia es una barca que navega por las turbulentas aguas de la realidad terrena, con el rumbo fijado hacia la realidad eterna, la celestial. Su travesía concluirá definitivamente cuando llegue el fin de los tiempos, tal y como lo narra Jesús de un modo simbólico:

«Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre. Todas las razas de la tierra se golpearán el pecho y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, lleno de poder y de gloria. Y Él enviará a sus ángeles para que, al sonido de la trompeta, congreguen a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte» (Mt 24,30-31).

Y así lo describe el Apocalipsis:

«Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya. Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: “Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos; ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos. Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado”. Entonces dijo el que está sentado en el trono: “He aquí que hago nuevas todas las cosas”» (Ap 21,1-5).

Este glorioso acontecimiento puede llegar en cualquier momento, incluso ahora mismo. Hasta que ello ocurra, es responsabilidad de cada uno de nosotros que el Reino de Dios esté cada vez más presente en este mundo.

La historia de la espiritualidad continúa en el peregrinar de la humanidad y, concretamente, en nuestra vida cotidiana. ¿Por dónde nos guía el Espíritu? Eso es un misterio que debemos contemplar en los signos de los tiempos, desde lo más hondo de nuestro corazón.

Buen camino.