Los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús

San Bartolomé de los Mártires

San Bartolomé de los Mártires

Fraile dominico, arzobispo de Braga. Participó en el Concilio de Trento y al volver a su país organizó el clero diocesano buscando siempre la formación del clero. Fue un gran intelectual y ejemplar en su labor como obispo. Influyó notablemente en la Iglesia y la sociedad portuguesa de su tiempo.

Nacimiento

San Bartolomé de los Mártires nació en la parroquia de Nuestra Señora de los Mártires, de Lisboa, el 3 de mayo de 1514. Era el hijo de Domingos Fernandes Correia y María y usaba el apellido del Valle, que era de un abuelo.

Sus padres eran profundamente cristianos y le dieron una cuidadosa educación cristiana y digna en todos los aspectos.

Fraile Dominico

Él vino a abrazar la vocación dominicana en el convento de S. Domingos de Lisboa, profesando el 20 de noviembre de 1529. Al nombre que usaba añadió el apellido de “mártires” en memoria de la iglesia en la que fue bautizado.

Se graduó en filosofía y teología, ciencias que enseñó con notable éxito durante más de 20 años en Évora, donde tuvo por alumno a D. Antonio Prior de Crato, en Batalha, en Salamanca y en S. Domingos de Benfica, donde se encontraba cuando fue elegido obispo de Braga, entrando solemnemente en la archidiócesis en octubre de 1559. Dejó escrita una extensa obra de teología y espiritualidad.

Arzobispo de Braga

Aceptando la dignidad de arzobispo de Braga por obediencia, participó como Primado de las Españas, en las etapas finales del Concilio de Trento (1562-1563), a donde partió en 1561. Estuvo acompañado sólo por un teólogo, su secretario, un capellán y el mínimo de familiares. En el Concilio se distinguió por su saber y por su celo por la renovación de la Iglesia, y edificó a todos por su santidad. La correspondencia del Concilio lo llamó "docto y religiosísimo Prelado', 'hombre de gran santidad y de religión" y S. Carlos Borromeo, dijo que él que lo tomó como ejemplo a imitar.

En los intervalos de las sesiones Conciliares, fue a Roma, donde estuvo 17 días, visitando al Papa, en una visita "ad limina". Volvió a Trento para ver la conclusión de los trabajos conciliares. Se alegró con la feliz conclusión del Concilio y, en una carta de despedida a S. Carlos dijo que "sólo falta comprometernos con todas las fuerzas para aplicarlo".

Obispo - Pastor

Visitó más de una vez su arquidiócesis, que se extendía gran ampliación de la Bragança y el cinto de la espada de Ceniza. En enero de 1560 recorrió como pastor a las tierras de Barroso, Tras-os-Montes y Alto Minho, regresando al comienzo de la Cuaresma. Encontró muchas parroquias en estado lamentable, por la falta de cultura de los clérigos y la ignorancia religiosa del pueblo, mandó traducir para uso de los sacerdotes, la Suma dos casos, del cardenal Cayetano, y compuso él mismo, para los fieles, el Catecismo de la Doctrina Cristiana, y un libro de Prácticas Espirituales.

Fundó el convento de S. Domingo, en Viana do Castelo, destinado a promover los estudios eclesiásticos en ese vasto territorio de la Arquidiócesis.

En el gobierno de la archidiócesis, fray Bartolomé de los Mártires se mostró, como ya se ha insinuado, como un pastor verdaderamente extraordinario de la Iglesia por su amor y caridad a los pobres que ayudó durante la peste de 1570.

Muere en Viana

Cansado y enfermo, Fray Bartolomé pidió a Felipe II, la renuncia al Arzobispado, que fue aceptada. Estaba en Viana cuando le anunciaron que el Papa había designado nuevo Arzobispo para la sede de Braga. Fray Bartolomé de los Mártires se recogió inmediatamente al convento de S. Domingos de Viana, envejecido y cansado. Allí murió, como apóstol y santo, el 16 de julio de 1590. En el momento de la muerte los bracarenses pretendieron llevarse a Braga su cuerpo, pero los vianenses se opusieron incluso con las armas.

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