Dom
27
Jul
2014

Homilía XVII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2013 - 2014 - (Ciclo A)

El Reino de Dios se parece a...

Introducción

Estamos en el llamado tiempo ordinario, en que Jesús se hace presente y guía a su Iglesia. En estos domingos, la liturgia de la Palabra se vale, principalmente, de las parábolas evangélicas, que son narraciones de las que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral.

Y estamos, al menos en este hemisferio, en pleno verano. Este tiempo nos ofrece, estemos o no de vacaciones, por los caminos del mundo y de la vida, con sus calores y sus colores, charlas reposadas y descansos, paseos y baños… y también lecturas y reflexión, soledad y oración silenciosa, viajes y encuentros de amigos y familia, nuevas amistades, veladas de sobremesa y ratos de no hacer nada o quizás horas y días para poder hacer lo que un día no se hizo, tratando de llenar espacios, sentidos y alma de múltiples ideas y estupendas imágenes con que compensar imposibilidades del resto del año.

Qué oportunidad para volver la mirada hacia la vida y a los que nos rodean, como hacía Jesús al retirarse con sus discípulos… y pensar, dialogar con los nuestros…, con esas o parecidas sugerencias, parábolas, historias y recuerdos familiares…, ante la naturaleza, ante el mar, ante la mirada perdida en el horizonte… También nos llama a pararnos, a no quedarnos en la superficie de las cosas

Es como sacar, con “sabiduría”, de “un arca lo nuevo y lo antiguo…”, porque Jesús “todo lo ha hecho bien…” (Mc 7,31) y nosotros nos debemos dejar transformar por Él.