Dom
17
Abr
2016

Homilía IV Domingo de Pascua

Año litúrgico 2015 - 2016 - (Ciclo C)

Yo doy la vida eterna

Introducción

Los relatos evangélicos de estos domingos de Pascua están tomados del evangelio de San Juan. En ellos Jesús sigue presentándose como un pastor muy peculiar: no sólo cuida de las ovejas, les da la vida. Y una vida eterna. Para Juan los términos “vida” y “vida eterna” son prácticamente idénticos porque el creyente en el Resucitado ha entrado en una existencia nueva en la que nada ni nadie se pierde y todo cobra un nuevo sentido. Jesús vino al mundo para que los humanos tuviéramos vida y la tuviéramos en abundancia.

Esta vida que regala el Señor desarrolla su dinamismo desde la Palabra. Lucas, en el Libro de los Hechos, de donde está tomada la primera lectura, evoca esta fuerza vivificadora de la palabra de Dios. Puede ser rechazada, si cerramos los oídos y corazones como quienes se enfrentaron a la evangelización de Pablo y Bernabé. Pero es causa de alegría y acción de gracias para quienes la reciben.

La vida de los salvados se describe elocuentemente en el Apocalipsis, de donde se toma la segunda lectura. Es una vida sin dolores y sin lágrimas que discurre en el frescor de las fuentes de aguas vivas, un paraje renovado al que nos conduce el Señor Resucitado.