Jue
8
Dic
2011

Homilía La Inmaculada Concepción

Año litúrgico 2011 - 2012 - (Ciclo B)

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas

Pautas para la homilía de hoy

Reflexión del Evangelio de hoy

  • Mujer excepcional y a la vez modelo

Ya en el inicio de su ser se manifestó lo que ella misma proclamó en el Magnificat, “el Señor ha hecho obras grandes en mí”.

Sin embargo podemos quedarnos deslumbrados por esa plenitud de gracia de María, como quien queda absorto sin saber cómo reaccionar ante algo impensado que le supera totalmente. Pero no podemos quedarnos en el estupor: María es, como dice el Vaticano II, tipo de la Iglesia, modelo también de cada uno de nosotros. La excepcionalidad de María, limpia de pecado desde su concepción, no ha de deslumbrarnos, sino iluminarnos.

Es la plenitud de gracia de María lo que, en sentido pleno, celebramos hoy. Ahora bien María nos muestra cuál era el plan previo de Dios sobre la humanidad. Plan que los primeros representantes de ésta lo hicieron fracasar. La redención de Cristo que libró a María de contraer pecado vuelve a indicarnos cuál es el destino, la utopía a la que estamos llamados: superar todo lo que degrada la dignidad que Dios nos concedió como seres humanos.

María es modelo porque su plenitud de gracia, las maravillas que el Señor hizo en ella, no quieren decir que María lo encontrara todo hecho; y que su actitud en la gran empresa de ser madre de Jesús fuera una actitud pasiva. María, como hemos escuchado en el texto evangélico, pidió explicaciones ante lo inconcebible. Y el ángel se las dio. Y ella las comprobó en la inmediata visita que hizo a Isabel. María luchó para entender el plan de Dios sobre ella, guardó los acontecimientos meditándolos en su corazón, como dice Lucas, porque no los entendía de inmediato; hizo una dura peregrinación en su fe, como recuerda el Vaticano II.

  • María fue dilatando su capacidad de gracia

Diríamos que la plenitud de gracia que tiene cuando el ángel la saluda es menor que cuando, tras la dura experiencia de la muerte de su hijo, y de la cobarde actitud de los apóstoles, en el último episodio en el que aparece María, el relato de Lucas en el libro de los Hachos de los Apóstoles, ella los reúne en oración y reflexión para preparar la venida del Espíritu Santo. Su alma se había dilatado a través de la fidelidad al plan de Dios y de la entrega a la misión de su hijo, era por ello mayor la plenitud de su gracia.

  • Elogio que desemboca en imitación

Hemos de superar una espiritualidad mariana del puro elogio. Incluso ir más allá de la espiritualidad de la mediadora de todas las gracias. Es necesario mantener una espiritualidad que vea en María modelo que hemos de imitar: alguien que “se entregó totalmente a sí misma, como esclava del Señor, a la persona y obra de su Hijo”, porque “María no fue instrumento puramente pasivo, sino que ella colaboró por su fe y obediencia libre a la salvación de todos los hombres”. LG 56.

No olvidemos al celebrar está fiesta de María lo que el Vaticano II recuerda que enseñó san Ambrosio, “María es figura de la Iglesia en el orden de la fe, del amor y de la unión perfecta con Cristo” LG 63. La distancia entre la plenitud de gracia de María y nuestro pecado no impide que ella sea nuestro modelo. Entenderla así es la manera auténtica de celebrar su plenitud de gracia y su presencia en nuestra espiritualidad.