Dom
3
Nov
2013

Homilía XXXI Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2012 - 2013 - (Ciclo C)

El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido

Introducción

“Buscar y salvar lo que está perdido” . Jesús no deja de recordárnoslo en el evangelio. Cuando la salvación llega a una casa, cuando la felicidad llega a una vida se siente él mismo contento. Vidas esclavas del dinero, faltas de verdad, sin preocupación por los que sufren son vidas perdidas. Posiblemente en la comunidad de Lucas se preguntaban si tenían un lugar los ricos y cómo. La preocupación de Jesús es bien clara por todos los hombres, también ama a los ricos. El evangelio no es una amenaza para sus intereses, ni para que sepan interpretar sus riquezas. La solución es dejarle entrar en la propia casa, dejarle que su mirada aclare la vida, que su fuerza salvadora actúe.

¿Será ya tarde para rehacer esta vida que he echado a perder? ¿Hay algún camino de reencuentro después de lo que he sido? Estas preguntas encuentran respuesta en la historia de Zaqueo. Su querer ver a Jesús y buscarle es más que una simple curiosidad o un ver qué pasa o hasta dónde da de sí Jesús. Más bien la inquietud es hasta dónde yo quiero que la fuerza salvadora del evangelio llegue en mi.

Ya soy creyente y practicante, pero ¿mi vida cristiana está fundamentada en el encuentro con Jesús? ¿Queremos ver a Jesús y superar los obstáculos que nos impiden crecer, redimensionar nuestra vida y acogerle a diario, hasta hacerle compañero en nuestra casa? No todo está fenomenal, ni es cristiano por muy religiosa que sea nuestra vida, si no hay mirada y encuentro con Jesús.