Sáb
20
Mar
2010

Evangelio del día

Cuarta semana de Cuaresma

Jamás ha hablado nadie como ese hombre.

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías 11, 18-20

El Señor me instruyó, y comprendí,
me explicó todas sus intrigas.

Yo, como manso cordero,
era llevado al matadero;
desconocía los planes
que estaban urdiendo contra mí:
«Talemos el árbol en su lozanía,
arranquémoslo de la tierra de los vivos,
que jamás se pronuncie su nombre».

Señor del universo,
que juzgas rectamente,
que examinas las entrañas y el corazón,
deja que yo pueda ver
cómo te vengas de ellos,
pues a ti he confiado mi causa.

Salmo de hoy

Salmo 7, 2-3. 9bc-10. 11-12 R/. Señor, Dios mío, a ti me acojo

Señor, Dios mío, a ti me acojo,
líbrame de mis perseguidores y sálvame;
que no me atrapen como leones
y me desgarren sin remedio. R/.

Júzgame, Señor, según mi justicia,
según la inocencia que hay en mí.
Cese la maldad de los culpables,
y apoya tú al inocente,
tú que sondeas el corazón y las entrañas,
tú, el Dios justo. R/.

Mi escudo es Dios,
que salva a los rectos de corazón.
Dios es un juez justo,
Dios amenaza cada día. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 40-53

En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:
«Este es de verdad el profeta».

Otros decían:
«Este es el Mesías».

Pero otros decían:
«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?».

Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.

Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.

Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron:
«¿Por qué no lo habéis traído?».

Los guardias respondieron:
«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».

Los fariseos les replicaron:
«También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos».

Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:
«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».

Ellos le replicaron:
«¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».

Y se volvieron cada uno a su casa.

Reflexión del Evangelio de hoy

      Hoy vemos el dolor de Jeremías, que al sentir que su denuncia cae en la incomprensión acude a refugiarse en Dios Padre y Madre.

   También en el evangelio según Juan nos situamos en ese contexto tenso de incomprensión, desavenencias y juicios de valor. La gente empieza a posicionarse al lado de Jesús. Su mensaje está calando. Llega a aquellos que se paran a ESCUCHAR y acuden a ENCONTRARSE con él. Jesús se está convirtiendo en peligroso para las instituciones establecidas y deslegitimizarlo es la técnica más segura para acabar con la incomodidad que produce. La primera técnica es utilizar la Ley. Jesús, venido de Galilea no cumple los requisitos legales, y la gente que cree en él es porque es ignorante en materia legal. No tienen título que les valide para opinar. La segunda de las técnicas es la descalificación. Jesús, además de no cumplir los requisitos legales es un “embaucador”.

    Todas estas actitudes (el dolor de Jeremías, la incomodidad, los juicios y descalificaciones, el dar por perdido a alguien sólo por ser de un sitio diferente, etc..) son actitudes muy humanas que vemos reflejadas en nuestro contexto actual tanto en las personas como en las instituciones. Los gobiernos europeos, que amparándose en un supuesto manto social y democrático de derecho impiden la entrada de la gente de otros continentes por no cumplir la ley. Nuestra misma Iglesia, que aunque probablemente quiera ser la única que tenga palabras de vida eterna, éstas se ven envueltas en títulos para adquirir validez jurídica. O nosotros/as mismos/as, que tendemos a descalificar a quienes traen opiniones o formas de vida que nos cuestionan o incomodan.

    Y en medio de todo esto, observamos dos cosas que nos llaman la atención porque pensamos pueden ser útiles para reflexionar esta cuaresma. Por un lado la actitud de Nicodemo, activa, de búsqueda y de denuncia. Y por otro lado una frase que nos gustaría mucho que algún día pudieran decirla de nosotros/as como predicadores/as porque hayamos conseguido que con nuestras palabras y actitudes otros/as se cuestionen: “Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre”. Dos aspiraciones que dejamos para la reflexión cuaresmal.