Mié
18
Mar
2009

Evangelio del día

Tercera Semana de Cuaresma

No he venido a abolir, sino a dar plenitud

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1. 5-9

Moisés habló al pueblo, diciendo:

«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.

Mirad: yo os enseño los mandatos y decretos, como me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella.

Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán:
“Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación”.

Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?

Y ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy?

Pero, ten cuidado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos y que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos».

Salmo de hoy

Salmo 147, 12-13. 15-16. 19-20 R/. Glorifica al Señor, Jerusalén

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Reflexión del Evangelio de hoy

  • Buena memoria

Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento dan mucha importancia a la memoria. Tanto Yahvé como Jesús nos piden que tengamos buena memoria. No se puede ser un buen miembro del antiguo y nuevo pueblo de Dios si le falla la memoria. Es cierto que con el paso del tiempo, con el deterioro de la edad, la memoria psicológica nos puede fallar. Pero nunca nos puede fallar la memoria de lo que Dios ha hecho en favor nuestro: “Guárdate muy bien de olvidar los hechos que presenciaron tus ojos, que no se aparten de tu memoria mientras te dure la vida”. Si nos olvidamos de lo que Dios ha hecho por nosotros… nos será difícil, imposible, ser de los suyos.

  • “Acuérdate de Jesucristo”

¿Seguir a Jesús o cumplir mandamientos? Nosotros, que somos tan dados a la exclusión de los polos y no a su unión, estamos siempre tentados a optar por uno de estos extremos: Jesús o mandamientos. Ciertamente no tienen los dos la misma importancia. Lo principal es el encuentro con Jesús, quedar seducido por Jesús y responderle afirmativamente a su invitación: “Sígueme”. Pero al seguir a Jesús, queremos vivir sus mismas actitudes, que se convierten para nosotros en mandatos. “El que me ama guardará mis mandamientos”. Nunca podemos desunir lo que está unido: Jesús y su manera de vivir, Jesús y las actitudes que vivió. Volvemos a la memoria. No se puede ser cristiano si nos olvidamos de Jesús y de lo que hizo por nosotros, y todo lo que nos indicó. El “acuérdate de Jesucristo, haz memoria de Jesucristo” siempre ha de estar presente en nuestro corazón. Siempre tenemos que refrescar nuestra memoria, y acordarnos que Jesús nos amó, nos perdonó, nos entregó su vida, fue manso, humilde, pobre de espíritu… Acordándonos de Jesús y de lo que hizo, nos será fácil seguir sus pasos, vivir lo mismo que Él vivió, cumplir sus mandamientos.