"LA HOJITA"  marzo - 2.017

En el N. 84 que corresponde al mes de Marzo de 2017 se incluye, en portada, el siguiente artículo:

"ROSARIOS VERSUS MÓVILES"

 

Era costumbre, todavía no hace muchos años, que una buena parte de las personas que acudían al Santuario a visitar a la Virgen de la Peña, imploraran su protección rezando el santo rosario; especialmente era muy hermoso ver a una familia entera compartiendo la sencilla y bella plegaria mariana.

 

El Santuario era un lugar que acogía los rezos de un buen número de peregrinos, que de los pueblos cercanos a la Peña acudían caminando –a veces descalzos- por los estrechos atajos y senderos, ayudados y fortalecidos con el rezo del santo rosario.

 

De hace un tiempo para acá, al rosario le ha salido un fuerte competidor: el teléfono móvil. El dichoso móvil se ha aposentado en nuestras manos desalojando de ellas al bendito rosario. Lamentablemente, los móviles que tan valiosas ventajas nos ofrecen para comunicarnos, con frecuencia perjudican nuestras relaciones con los demás; más de una vez nos hemos encontrado con la escena de “una tertulia de amigos”, en que cada uno dialoga con su móvil, ignorando el ser humano que tiene a su lado.

 

Si en ocasiones juzgamos incorrecta la utilización del móvil, mientras  conversamos con otras personas, con mucha mayor razón podemos decirlo cuando acudimos a los templos a orar, o aunque solo sea una visita rutinaria. Las iglesias son lugares de silencio, de oración, de súplica o de escucha al Buen Dios, a Nuestra Señora..., y de escuchar a nuestra interioridad más profunda.

 

Durante muchos siglos el Santuario fue un lugar de súplicas y oraciones de muchas personas que a través de su profunda fe salieron fortalecidos y llenos de paz para seguir peregrinando por la vida. Y aunque actualmente esa buena práctica se mantiene por algunos grupos, que han heredado la devoción a Nuestra Señora de la Peña de Francia como el mejor de los patrimonios familiares, lamentablemente una gran parte de las personas que visita el hogar de Nuestra Señora, ya no sabe rezar, no sabe comunicarse con Dios.

 

Se suele decir, cada cosa tiene su lugar y su tiempo: hay un tiempo para las cosas de Dios, que debemos cuidar con esmero, otro tiempo para la familia, para la familia, otro tiempo para los amigos, etc.. Si nos relacionamos bien con el Buen Dios y con Nuestra Señora, con toda seguridad nuestras relaciones con los demás siempre serán mejores, y nuestros móviles mandarán mensajes de bondad y de esperanza.