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Amoris Laetitia, "un texto del Magisterio fundamental"

21 de octubre de 2016

Martin Gelabert OP: "La Iglesia debe encarar con valentía cuestiones sobre familia y moral"

(José Miguel Martínez Castelló).- El colegio Sagrada Familia, Patronato de la Juventud Obrera (PJO) de Valencia ha iniciado un ciclo de conferencias que organiza el Aula de Doctrina Social de la Iglesia que tiene el mismo centro. La ponencia ha corrido a cargo del catedrático de la Facultad de Teología de Valencia, el dominico Martín Gelabert con el sugestivo título: "El amor en la familia. Una lectura del 'Amoris laetitia'".


En primer lugar, se han presentado los precedentes de la Exhortación Apostólica que vino precidido de varios Sínodos sobre cuestiones donde la actitud de la Iglesia se había presentado de forma prudente. El problema está en algo que de forma sabia predijo Benedicto XVI y es que la Iglesia siempre debe enfrentarse a la interpretación, muchas veces sectaria y superficial, de los medios, destacando temas que no lo son y se presentan como la única clave interpretativa de interés. Aún así, Francisco está entendiendo que la Iglesia debe encarar con valentía problemas que no ha sabido explicar de forma suficiente, en concreto cuestiones sobre la familia y la moral sexual.


Respecto a las familias, el profesor Gelabert ha señalado que Francisco apunta que respecto a la familia caben dos actitudes que desarrollan y viven los cristianos: aquellos que cumplen de forma más o menos precisa los mandatos y preceptos cristianos y aquellos que viven situaciones complejas y pueden alejarse de lo que dijo Jesús de Nazareth.


Frente a ello, se ha destacado la defensa que hace Francisco respecto a la conciencia de cada uno, ya que la Iglesia tiene acompañar y formar conciencias, nunca sustituirlas. Esto debería repetirse y señalarse porque en el imaginario social se cree que la Iglesia impone, y no es así. La Iglesia tiene una dimensión propositiva inigualable que no puede entenderse sin el respeto a la propia conciencia. Todo ello se radicaliza cuando el Papa desciende a los casos particulares, donde el Magisterio tiene que entender el papel de la víctima que ha sufrido vejaciones, violencia y maltrato.


Por otra parte, se han detallado las similitudes entre la familia y Dios. Aquélla no es ajena a la esencia divina, ya que tiene la posibilidad de crear. Nuestro Dios es Padre y Madre dado que a través del amor somos capaces de hacer lo que Dios mismo hizo con nosotros: crearnos. Dios es Dios de la comunión, del amor que nos acerca a una unión mística con la persona amada y con Dios. La familia puede invitarnos a la santidad. Creencia que choca frontalmente con la cultura individualista imperante. Hay un paralelismo, pues, entre la entrega de Cristo en la cruz y la entrega matrimonial. El rostro de Cristo sólo aparece en la entrega por y para el otro.


También se ha mencionado una característica central del amor en el matrimonio: la imperfección. Ésta implica camino, un ir haciendo día a día; el realismo ontológico del matrimonio que nos lleva a arraigar en la situaciones que vivimos. Dicho realismo es una buena dosis de realidad. Para ello encontramos en el capítulo 4 un comentario de la cita de San Pablo en 1 Cor 13 sobre el amor. Francisco recuerda e invita a que todos los grupos catequéticos y familiares que conviven en las parroquias acojan este texto y lo vivan, palabra a palabra, idea a idea. Desde la perspectiva paulina, el matrimonio es una realidad de máxima amistad que nos conduce hacial a eternidad. No hay auténtico amor si no es para siempre. Nietzsche llegó a decir que "Todo placer requiere una profunda eternidad".


Para finalizar, el profesor Gelabert se ha referido al papel de los hijos en el escrito del Papa. Puntualización importante: los hijos no son el fin del matrimonio, sino que son un elemento inherente del amor. Tanto es así que los padres son los mediadores de Dios en relación con los hijos. Esto es igual tanto en la adopción como en la acogida. Los hijos son, pues, el resultado más precioso del matrimonio porque brota de un corazón recíproco que es, por definición, fecundo y creador. Por todas estas palabras, estamos ante un texto del Magisterio de la Iglesia fundamental para enteder los problemas de nuestro hoy e interpretarlos a la luz de Dios y de Cristo. Esta tarea iluminadora es la que ha llevado a cabo de forma impecable el catedrático Martín Gelabert en el Patronato de la Juventud Obrera de Valencia.