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Los musulmanes entre nosotros

16 de junio de 2016

VIII conferencia Santa Catalina organizada por los laicos dominicos

Los musulmanes entre nosotros es el título de la Conferencia de Santa Catalina, organizada por los laicos dominicos, que este año estuvo a cargo de fr. Jean-Jacques Pérennès OP, sacerdote dominico especialista en mundo árabe y director de la Escuela Bíblica de Jerusalén, y que se celebró en el Salón de Actos del Colegio Virgen de Atocha (FESD)

Fr. Jean Jacques es un dominico que ha vivido durante muchos años en países musulmanes, por lo que conoce muy bien esa realidad. Esa experiencia ha marcado su vida, le ha proporcionado mucha alegría porque tiene grandes y buenos amigos musulmanes, y también sufrimiento especialmente en los últimos años con la situación de Irak donde los dominicos junto con tantos cristianos han sido expulsados de sus casas y perseguidos: “Veo las dificultades, pero creo firmemente en la necesidad del encuentro, de la apertura del otro, de la alteridad, más allá de las diferencias”.

Durante su intervención quiso desmontar algunos tópicos acerca del Islam, hizo un análisis de la situación de Europa hoy y terminó reflexionando, desde clave cristiana, sobre la importancia del encuentro para llegar al diálogo.

“¡Los musulmanes nos invaden!” es uno de los tópicos que muchos europeos repiten con frecuencia y que fr. Jean Jacques se encargó de desmontar, animando a que no se hagan juicios superficiales: “es prudente hacer un estudio específico, y no confundir los problemas reales con los miedos irracionales”. Un segundo tópico es que todos los musulmanes son fanáticos y violentos, y también Pérennès desmontó este tópico explicando todo el proceso de llegada de musulmanes a Europa e insistiendo en la importancia de no generalizar y saber distinguir porque no existe un solo Islam, sino distintas espiritualidades y corrientes, y el peligro existe cuando el Islam se politiza. Una minoría es la que está “más radicalizada y piensan que es necesario purificar nuestra sociedad corrupta”.

“Europa está desorientada”, con esa contundencia comenzaba Jean-Jacques la segunda parte de la conferencia, centrada en un análisis de la situación de Europa como un continente que ha perdido los principios y valores fundamentales que la constituyeron: la paz, el deseo de vivir juntos, los derechos humanos, la hospitalidad, la identidad multicultural. Europa está viviendo hoy la peor crisis porque amenaza nuestros valores fundamentales y ante ella la solución no puede ser “el cierre absoluto de las fronteras porque sería una seria amenaza a nuestra propia identidad. Es urgente encontrar enfoque correcto de los refugiados que por supuesto debe ser organizado e incluso limitado, pero desde luego cerrarnos sobre nosotros mismos no es la solución porque, como dice el Papa Francisco, el rostro de Europa no se distingue por oponerse a los demás sino por la belleza de vencer todo encerramiento”.

Al final de su intervención, Pérennès hizo una pequeña reflexión sobre la importancia del encuentro desde una clave cristiana. Insistió en que tenemos que corregir la visión del Islam, distorsionada ahora por problemas sociológicos y políticos: “El Islam es principalmente una religión, es una forma para más de mil millones de personas de estar en relación con Dios, orar y, me atrevo a decir, para santificarse, para crecer espiritualmente, seguir sus preceptos, abandonarse a su voluntad”.

¿Qué visión cristiana hay que tener sobre esta religión? No es fácil, como señaló el dominico, porque existe un desconocimiento del Islam, lleno de tópicos, los mismos ahora que en época medieval. “La Iglesia cambió su visión tras Concilio, mostrando una visión positiva sobre las demás religiones, determinando que, a pesar de las diferencias del pasado, hay que buscar el encuentro: el Sagrado Concilio exhorta a todos a que, olvidando lo pasado, procuren y promuevan unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y la libertad para todos los hombres», citando la Nostra Aetate”. Jean-Jacques recordó que los encuentros entre Iglesia Católica y musulmanes se dieron con frecuencia en los años 80, pero ahora resulta más difícil el diálogo debido a los excesos del Islam político, la expulsión de cristianos de países musulmanes y la yihad en corazón de Europa.

El dominico terminaba su intervención haciendo una exhortación al encuentro con el otro: “La alteridad es un gran desafío de nuestro tiempo. Por otra parte, privarse del otro, de su diversidad, es confinarse a un mundo cerrado, que se empobrece. Atrevámonos a buscar en el humanismo europeo y en la visión cristiana sobre las religiones, elementos para vivir el encuentro del otro como una aventura fecunda”.
 

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