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Promesas en la fraternidad laical de Santo Domingo de Atocha

28 de noviembre de 2015

Dos hermanos realizaron su promesa perpetua y dos hermanas su promesa temporal.

El pasado 21 de noviembre, en la Basílica de Nuestra Señora de Atocha, D. Carlos Luna OP y D. Vicente Jara OP realizaron su promesa perpetua junto con Dña. Carmen Calama OP y Dña. Gema Gómez que realizaron su promesa por los tres próximos años. La ceremonia estuvo presidida por fray Iván Calvo OP, Asistente Religioso de la fraternidad de Atocha, y Dña. Marisa de Llaguno OP, Presidenta de la Fraternidad Laical de Santo Domingo de España.

A la celebración asistieron hermanas y hermanos de las fraternidades de Madrid y Segovia, junto con miembros del Movimiento Juvenil Dominicano, un nutrido grupo de frailes dominicos provenientes de distintas comunidades y miembros de la comunidad parroquial de la parroquia Nuestra Señora de Atocha.

La celebración se llevó a cabo en un clima de alegría y fraternidad, enmarcada en el contexto de la celebración del Jubileo por el VIII centenario de la fundación de la orden y de vivencia del compromiso mostrado por estos hermanos y hermanas, como uno de ellos expresa en las siguientes líneas:

“No tengo razones para ingresar en la Orden de Predicadores, tan sólo tengo una llamada que hace años sentí y que por "no sé qué" motivos me decía que mi lugar era éste.

En estos años yo y mis debilidades hemos conocido más la orden y creo que mi lugar tiene que ver con la predicación, la contemplación y la búsqueda de la Verdad en comunidad. Esto no es fruto del azar simplemente es fruto de escuchar.

Por eso, sólo puedo "dejarme llevar" hacia la inevitable tendencia de una Llamada a seguir construyendo Reino, -desde el lugar que me toca vivir ahora-, con el carisma de Santo Domingo.

Sólo puedo transmitir mi agradecimiento profundo a la Orden de Predicadores que me ha mostrado una Iglesia cada vez más abierta y que desde un principio siempre me acogió con misericordia; recordándome constantemente mi dignidad como hijo amado de Dios.

Esa experiencia es la que me gustaría trasmitir y predicar, junto al resto de mis hermanos de la orden, y desde mis limitaciones, al resto del mundo.

Por ello pido misericordia para poder crecer más como dominico y cristiano y así servir más y mejor en nuestra misión de predicar que existe algo más allá que la materia: un Dios Padre que desea la felicidad y la vida plena de todos sus hijos.”

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