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Bajo un manto de estrellas: una historia de amor

14 de febrero de 2014

Las puertas del cine Palafox de Madrid se abrieron el pasado jueves 13 de febrero para acoger a los 250 invitados al preestreno de la película del director Óscar Parra de Carrizosa, “Bajo un manto de estrellas” que relata la historia de amor y perdón de una comunidad de frailes dominicos martirizados en Almagro en 1936.

Después de haber podido ver algunos adelantos de la película en fotografías, vídeos, entrevistas al director y actores, los asistentes al preestreno estaban expectantes. Los actores era la primera vez que veían la película completa después del rodaje y querían ver el resultado de un duro trabajo. Y los demás invitados ya tenían ganas de conocer la historia de esos frailes dominicos de Almagro que, junto con otros muchos frailes, hermanas y laicos dominicos y miles de religiosos, sacerdotes y laicos católicos, fueron martirizados en el siglo XX en España.

El director presentó la película agradeciendo la ayuda de Gema G. Regal, coguionista; de los asesores históricos/religiosos P. Jorge López Teulón (uno de los mayores especialistas en la persecución religiosa del siglo XX España) y fr. José Antonio Martínez Puche (que cuidó hasta el detalle el lenguaje, la música, la liturgia, las costumbres de los dominicos en ese tiempo); a los dominicos, en especial fr. Baldomero, por facilitar el rodaje en el convento de Almagro; y por supuesto los actores que han formado parte de la producción, y todo el equipo que la ha hecho posible.

La película, con palabras de fr. José Antonio Martínez Puche: «ofrece una historia de amor, a Dios y a los hombres…. Una historia de amor, que condujo a la comunidad de dominicos de Almagro a una pasión de vejaciones, violencia, sufrimientos físicos y espirituales, hasta el signo de amor más grande: derramar su sangre y dar su vida por Cristo, perdonando a sus verdugos» (libro sobre la película editado por Edibesa).

El guión ha sido preparado por el mismo director Óscar Parra y su novia Gema Regal, basándose en la causa de beatificación de los mártires, una obra de fr. Luis Alonso Getino sobre los Mártires dominicos, y un diario escrito por un superviviente, un niño de 11 años que estuvo retenido junto con los frailes y que iba anotando lo que sucedía cada día, con la inocencia propia de su edad, carente de cualquier matiz político, impresionado por la actitud de los frailes ante la cercanía de su muerte.

La película se centra, precisamente, en la vivencia de cada uno de los dominicos durante esos días. No eran héroes, tenían sus miedos, dudas, lloraban, pero tenían muy claro que nadie les iba a hacer renegar de su fe en Cristo, por quien habían dejado todo para servirle a Él y a los hombres. Perdonando siempre, sin comprender esa violencia cuando no habían hecho nada malo, sin rencor alguno hacia sus verdugos. De hecho los frailes en todo momento se dirigen a los milicianos por sus nombres, incluso con sus motes, como habían hecho siempre pues se trataba de gente del pueblo, sus vecinos, a quienes conocían perfectamente. De ahí la extrañeza de un fraile cuando El Jaro (interpretado por Pablo Vega), a cuya familia había ayudado tantas veces la comunidad, se muestra dispuesto a participar en la matanza: “Pero Jaro, ¿tú también vas a venir a matarnos?” le dice, con tristeza uno de los dominicos.

Los milicianos y el alcalde se muestran confusos, con sus propias luchas interiores, con distintos perfiles: el que se lava las manos, sin importarle lo que les suceda a los frailes; el manipulador, que actúa manejando a los demás para conseguir lo que quiere, pero dejando a los otros el “trabajo sucio”; el analfabeto, el ignorante que se siente poderoso con un arma en la mano; el que se siente obligado a demostrar que está del lado de los milicianos para defender a su familia; y el que se niega a ejercer la violencia sobre los religiosos, pues ninguna revolución puede construirse sobre la sangre de inocentes.

Uno de los momentos de mayor intensidad se desarrolla en la habitación en la que estuvieron detenidos durante varios días: por la noche, la comunidad en torno a la luz de unas velas, en que los jóvenes frailes confiesan que, aunque tienen el apoyo de la fe, están asustados, no entienden por qué les quieren matar… En ese instante, el Maestro de Estudiantes, en una gran interpretación de Sergio Raboso, les habla del sentido del martirio e intenta tranquilizarlos: “El martirio es el sacrificio supremo del amor que el mismo Señor consumó en la Cruz… El martirio nos hace libres, libres frente al poder, al mundo, a las presiones para renegar de nuestra fe, libres para sacrificar nuestra propia vida y ser asociados totalmente al sacrificio de Cristo en la Cruz”.

La película está plagada de escenas cargadas de una gran emotividad: la comunión de los frailes, uno a uno, conscientes que iba a ser la última vez que tomasen el cuerpo de Cristo; la Salve, tras recibir una paliza, cantada con más intensidad y fuerza que nunca; las dos “procesiones”, saliendo del convento hacia su cautiverio, y la última, camino del martirio…

El dramatismo de la escena final hizo que el silencio reinara en la sala durante unos minutos, retrasando los aplausos que merecían el director, actores y todo el equipo, que acabaron sonando con fuerza una vez que se encendieron las luces de la sala. Todos los que habían hecho posible la película se pusieron en pie recibiendo una ovación durante unos minutos.

Tras la película, tuvimos la oportunidad de conversar con los actores de la película, quienes coincidían en expresar su gratitud al director Óscar, y a todo el equipo, con quienes se ha creado una gran amistad, y lo que les había supuesto esta película en su crecimiento profesional, humano y espiritual. Algunos reconocían que les había impresionado el rodar la película en el mismo lugar en el que se desarrollaron los acontecimientos, muy cerca de la sepultura de los frailes.

Hay que reconocer y agradecer la valentía de Óscar Parra de Carrizosa al afrontar la aventura del rodaje de una película religiosa, de un tema tan delicado como es el de los mártires del siglo XX en España, que él ha sido capaz de relatar de manera muy correcta. El mayor regalo para Óscar, como él mismo reconocía, es que la película ayude a orar, a aumentar la fe y a transmitirla a los demás. Y, quien sabe, puede que ayude a descubrir la vocación como dominico…

Desde Dominicos.org animamos a los miembros de Familia Dominicana que acudan al cine a verla, y que la difundan en todos los ambientes pastorales en los que trabajan: colegios, parroquias, escuelas de Teología, etc… Es una oportunidad para dar a conocer nuestra historia, nuestros hermanos mártires, y nuestro carisma. 

Especial "Bajo un manto de estrellas" en Dominicos.org

Cines en los que se proyecta: Página oficial de la película