No podemos silenciar: han crucificado a cristianos. Han jugado al fulbol con sus cabezas; han extraido niños de los vientres de mujeres embarazadas... El Papa Francisco dice: "lloré cuando vi en los medios de comunicación la noticias de los cristianos crucificados." Hay paises en los cuales sólo llevar los Evangelios van a la cárcel.

La Comunidad de Madrid ha editado una "Guia Didáctica" para el profesorado de Enseñanza Media. No sé si la usarán. En ella se puede ver lo que fué el exterminio en los campos de concentración: "150.000 en Chelmo: 434.508 en Beltzec; más de 150.000 en Sabibor; unos 800.000 en Treblinka; por encima de 50.000 en Lublin-Majdanek; en torno a un millón en Ausckwitz".

El mal posee una lógica implacable: tan determinada como el bien. Nos podemos preguntar si nuestra conciencia no está tejida de esa "realidad": lógica del animal humano. Nuestra libertad es así. Hay momentos de una ceguera total: desconocer al otro. Es un hecho que muchos seres humanos nos empeñamos en esa ceguera de la doble vida; ese jugar con el bien y el mal; lo correcto y lo incorrecto.

Enfermedad que va en aumento. ¿Cuántas veces hemos dicho, hemos vivido en "la creencia religiosa" una cosa, y en la vida pública otra distinta. No se dice con facilidad "los negocios son los negocios"?. Toda esta frivolidad, incongruencias en la vida de nuestra sociedad, que estamos viendo todos los dias. Es normal que surja la protesta.

Llama la atención que un hombre de negocios, importante y superocupado, que en un vuelo tuvieron que aterrizar de emergencia en un rio. Fueron avisados. Se tomaron todas las precauciones, pero los pensamientos de los pasajeros, de uno en concreto, fué "En un instante cambió mi orden de valores": no eran los negocios, no era el dinero, era el hijo único que tenía. Por él, en ese instante, queria salvar la vida. Era lo que no habia hecho antes.

Cada uno de nosotros somos testigos de esta realidad: somos llamados por nuestro nombre, salvados y redimidos por la sangre de Jesus. Y todo lo que podamos hacer por llevar este bien a cada una de las personas que se crucen en nuestro caminar; a todos los grupos en los que podamos participar, estamos haciendo lo mejor: buscar la salvación que nos ha traido Jesus.