Los españolitos de a pie, según una noticia salida recientemente en la prensa son los que tienen el semen de peor calidad. Esto me hace pensar dos cosas: Una, que la vida actual que llevamos, tiene muchas dificultades para abrirse camino y los genes que son más listos de lo que parecen pueden encontrar otras formas de sobrevivir si es que nosotros acabamos por serles inútiles a sus fines. Algo así decía el libro de Dawkin que fue famoso en sus años, titulado: El gen egoísta.
Pero la otra no deja de ser menos interesante, pues en un mundo donde prevalece el libre mercado, también aparece la posibilidad de encargar o comprar a la carta el niño deseado, que acaba por convertirse en algo codiciado por todos y un buen negocio para los bancos de semen que no saben que hacer con tanta criatura congelada. Además, se trata este de un semen de calidad, muchas veces cribado y limpio mediante métodos muy sofisticados de toda mácula. Me pregunto si también estos bancos tienen que remontar la crisis que padece la humanidad en su capacidad de dar y transmitir la vida, dejando de ser los promotores de un estilo de vida que a la larga produce más bien infertilidad.
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