Fray Bartolomé de Carranza sobre el Rosario

Guión Pastoral de Bartolomé de Carranza 

(1514)

Carranza es nombrado Arzobispo de Toledo a petición de Felipe II en 1557. Es consagrado en Bruselas en febrero de 1558, y en octubre entra en Toledo. Inmediatamente comienza su visita pastoral, pero es apresado en Torrelaguna el 22 de agosto de 1559.

De 1554 había dictado un comentario sobre el Rosario a su criado y secretario Jorge Gómez, en el viaje que hizo a Inglaterra acompañando a Felipe II.

Sobre ese escrito redacta el tratado sobre el Rosario hacia 1562-4, estando preso por la Inquisición en España. Lo titula “La forma de rezar el Rosario de Nuestra Señora” y lo dedica a los curas párrocos de su diócesis de Toledo, dentro de un claro programa pastoral. Lo sitúa en orden de importancia dentro de la fe: Credo (dogma), Mandamientos de la iglesia (moral), sacramentos (liturgia), devociones (Rosario).

La edición debería llevar gráficos, según su anotación: “Aquí se ha de poner la figura de Cristo orando en el huerto”.

Los autores de obras sobre el Rosario son muchedumbre con predominio de dominicos. Algunos autores notables son Diego de Ojeda (1580); Cristobal Cabrera y Domingo Bañez. Entre los grandes de la gran época de teólogos, está el de Carranza.

“Otras doctrinas y ejercicios santos que hay no son para todos, pero este es para los muy letrados y hombres muy perfectos, y para los niños y principiantes en la religión cristiana. Y yo por el oficio de pastor en el que Dios me puso, tengo tanta y mayor obligación a éstos que a los primeros“ (p. 8).

“Lo primero y principal es la memoria de los misterios de la fe... la obligación de orar es de las cosas más necesarias y útiles en la vida”. “Más vale medio Rosario dicho con el corazón que uno entero dicho sólo con la lengua” (p. 10-11).

Como muestra de la amplitud teológica de su intuición titula el 5º misterio glorioso sobrepasando el alcance de la pura figura mariana, haciendo referencia a la gloria de la comunidad: “La gloria de la ciudad de Dios”.

Nada se dice de Letanías, nada de milagros. No se encuentra ningún afán apologético y contrarreformista. Todas esas cosas eran extensamente expuestas en publicaciones de otros autores.

Acusado de luteranismo, no pudo escribir una obra que le purgase de semejante sospecha; el Rosario, menospreciado por Lutero, y convertido en santo y seña de la Contrarreforma.

Miguel Angel lo tuvo en cuenta al representar una figura elevándose del Purgatorio hacia el cielo, colgada de un rosario.

“Asi se vendrá a saber enteramente, toda la vida de nuestro Redentor” (p. 14).